Esta investigación persigue los trazos de la memoria para rastrear las prácticas culturales intrínsecas en el proceso de transformación de los edificios. Se trata de una cierta arqueología cuyo objeto  no es el pasado sino un devenir continuo del cual somos parte. Nuestra investigación nace de la inquietud de constatar que existe un deterioro creciente y extendido de nuestras edificaciones a un ritmo casi exponencial y que se establecen prácticas tanto dilapidadoras como depredadoras en cuanto a nuestros recursos. Mediante esta investigación se pretende trazar líneas de fuerza en el desarrollo de estas formas de edificación que redundan en una dilapidación, agotamiento y despilfarro de recursos, aún en el marco de las mejores intenciones de los actores inmediatos.  Trabajar las prácticas cotidianas contenidas en las formas del habitar es importante para poder captar las prácticas institucionalizadas. Las textualidades de las interacciones humanas no se dan dentro de los edificios sino están inscritos en sus condiciones de existencia.